Aprovechando unos días de vacaciones, el miércoles pasado viajé a Madrid para coger un avión que me llevara a Viena. Sabía poco de la ciudad (he de reconocer) pero sí algo sobre su historia.
Es una ciudad preciosa, y como os prometí, os traigo unas cuantas fotografías que hice paraa enseñaros lo bonito que es.
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He de decir que intenté aprender alemán el año pasado y que me gustó. Pero también que me resultó increíblemente difícil y que no conseguí aprenderlo. Sin embargo me ha encantado escucharlo estos días.
La verdad es que las fotografías no hacen justicia a lo bonita que era la ciudad. Pese a que habían una extensa red de metro, autobús y taxis, me encantó ver los tranvías que andaban libremente por la ciudad. Dato curioso fue que en el metro, no existían ninguna barrera para contabilizar si pagabas el billete o no. Desde luego, #spainISdifferent. Aquí no durarían ni unas semanas. Son muy cívicos los vieneses.
Estas dos últimas fotos son del Palacio Imperial de Viena. Era una de las residencias de la Emperatriz Sisi y su marido Francisco-José I de Austria. Allí también vivieron la Archiduquesa Sofía (la cual amargaba la existencia de la emperatriz), Maria Teresa y sus numerosos descendientes. Actualmente es sede del presidente del País.
Descubrí la historia Maria Teresa y me resultó muy interesante pero la de Sisi todavía más. Su rutina consistía en despertarse, atender al correo, ir al gimnasio que estaba en la sala de al lado, hacer sus estiramientos y ejercicios mientras un profesor le leía poesías en otros idiomas para que aprendiera, que le dieran un mansaje, después unos baños (fue la primera que mandó constuir un baño como lo conocemos ahora) y depsués desayunar y atender a sus hobbies. Sin duda, una vida dura (?). Fue un personaje adelantado a su época.
Esta maravillosa vists es del Palacio Schönbrunn. Me sorprendió mucho que a diferencia de España, allí en Viena utilizan todo lo que tienen. Es decir, las plantas del castillo eran visitables, en las antiguas dependencias se situaba la tienda del museo, una cafetería… pero todo seguía muy bien cuidado, en perfecto estado y fiel a como era.
Frente al espectacular palacio Schönbrunn, se encontraba un bonito lago lleno de patos y este precioso arco encargado por la reina Maria Teresa. Las cristaleras que veis en medio, eran una cuca cafetería, y arriba del todo, una azotea visitable que permitía ver unas vistas de Viena envidiables.
Mi estación favorita del año es el Otoño. Me encantan esta variedad de ocres y verlo en directo fue todo un espectáculo. La verdad es que a cualquier lado donde mirara era una fotografía.
Una parada obligatoria si visitas la ciudad, es una buena cafetería en la que disfrutar de la deliciosa tarta Sacher. Chocolate y bizcocho acompañados de un rico te resultan un plan ideal para cualquier momento.
Espero que os haya gustado tanto como a mí. Sin duda, completamente recomendable para los que queráis ir algún día.