Esa pequeña sensación de querer hacer retroceder el reloj, o incluso pararlo cuando abrimos los ojos y descubrimos que todavía es de noche y que hace frío, mucho frío, mientras tu estás bajo las sábanas y darías lo que fuera por poder mantener esa sensación de confort… porque se acabó el verano y comenzó el otoño.
Quizá es lo único y lo que más odio del otoño, porque el sentir algo de fresco, la ropa de temporada y por qué no, la vuelta a la rutina se reciben de buen agrado. Feliz (o simplemente llevadera) semana.