Tea Rooms: mujeres obreras fue el primer libro que leí del Club de lectura feminista de la Tribu celebrado en la Librería Muga de Vallecas. Ha sido una lectura que me ha hecho viajar a las anécdotas que mi madre me contaba de mi abuela y sus tías. De aquellos que vivieron la inestabilidad política y social del Madrid de los años 30. Ha sido una lectura que me ha sorprendido mucho y que he disfrutado, así que espero que os guste su reseña.
De qué trata Tea Rooms: mujeres obreras
La historia creada por Luisa Carnés cuenta la historia de un grupo de mujeres que trabajan en un salón de té en un Madrid inestable. Una ciudad que se debate por la lucha de clases y que comienza a reivindicar sus derechos. Estamos en los años 30 y los derechos de los trabajadores son más que limitados. Mientras los primeros huelguistas comienzan a agruparse, las mujeres del salón se preguntan qué papel juegan en esta nueva situación.
Todas son diferentes: cada una tiene una situación y una edad distinta. Pero todas las protagonistas tienen el salón como vínculo común. El libro no se centra en penurias ni dramas. De hecho, ni si quiera conocemos la historia de las protagonistas fuera del salón. Con unos pocos pincelados te mete de lleno en la trama y te hace empatizar con cada una de ellas.
«En este escondrijo cambian las muchachas sus vestidos de calle por los uniformes de labor. En estos clavos cuelgan las empleadas cada mañana su personalidad para recogerla cinco horas después» (P. 41)
Aunque todo el libro es bastante polite, al final hay un discurso de una obrera que me encantó. Sin duda es el broche de oro que Luisa Carnés quería como guinda final. Personalmente me pareció una forma maravillosa de cerrar una novela preciosa y también muy importante pare entender el mensaje de la autora. Además me parece muy interesante como defiende la necesidad de recibir educación. De tener capacidad para razonar, ser más libres y formar nuestras propias opiniones. En especial en un momento en las que las chicas solo servían para ser «mujeres de».
Lo que hace especial el libro
Lo que más me ha gustado de esta lectura ha sido la delicadeza con la que está contado. Tea Rooms: mujeres obreras se centra en la historia de diferentes mujeres para relatar un momento concreto. Mediante estos hechos teje un discurso feminista y pone de manifiesto la precariedad de la clase obrera durante los años 30.
Tea Rooms: mujeres obreras no necesita de adornos ni florituras: los hechos son suficientemente crudos (y reales) como para hablar por sí solos. De hecho, en tan solo 205 páginas, consigue transportarte a esa época y hacer que te pongas en la piel de cada uno de los personajes. Sin entrar a en muchos detalles de la política o la inestabilidad social, la autora pone de manifiesto la desigualdad de género y las dificultades que las mujeres pasaban (y pasan) en su día a día por el simple hecho de haber nacido mujeres. Y lo hace de la forma más humilde, con historias que bien podrían ser reales.
«Pero también hay mujeres que se independizan, que viven de su propio esfuerzo, sin necesidad de <<aguantar tíos>>. Pero eso es en otro país, donde la cultura ha dado un paso de gigante; donde la mujer ha cesado de ser un instrumento de placer físico y de explotación; donde las universidades abren sus puertas a las obreras y a las campesinas más humildes. Aquí, las únicas que podrían emanciparse por la cultura son las hijas de los grandes propietarios (…); precisamente las únicas mujeres a quienes no les preocupa en absoluto la emancipación, porque nunca conocieron los zapatos torcidos ni el hambre.» (Pág. 131)
Sin duda Luisa Carnés fue una adelantada a su tiempo. Conocer su visión y su talento ha sido un golpe de realidad y de inspiración. Me parece increíble que fuera tan valiente de publicar una novela así por aquel entonces. En fin, si podéis dadle una oportunidad, os va a encantar.
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