Hace poco hablaba con unos amigos sobre la importancia de leer de forma habitual. En la mesa nos encontrábamos varios perfiles: Algunos leíamos diariamente o varias veces por semana, otros leían de forma esporádica (en especial en vacaciones) y algunos de ellos, hacía decenios que no cogían un libro. De esta conversación, saqué en claro dos cosas importantes: Que el sistema educativo había hecho mucho daño al hábito lector y que leer no te hace mejor persona. Al revés.
¿Por qué leer no te hace una mejor persona?
Dejando atrás los estigmas de superioridad intelectual que se asocian a los llamados «ratas de bibliotecas» (que, sinceramente, en la mayoría de las veces no es cierto), llegamos a la conclusión de que leer había provocado grandes daños en aquellos que lo hacíamos de forma habitual, y os cuento por qué.
Cosas tan habituales como mantener una conversación de WhatsApp entre amigos, llegaron a convertirse en una batalla campal por unas cuantas faltas de ortografía. Sí, por lo general somos un poco exigentes a la hora de expresarnos y especialmente a la hora de leer. Todos tenemos ésas palabras que nos hacen dudar eternamente, expresiones que preferimos evitar… pero hay cosas como las reglas de acentuación que, incluso aunque lo modifique la RAE, no conseguimos tolerar.
Y, aunque esto sea una pequeña minucia (en algunos no tan pequeña), por lo general nuestro amor por el buen uso de la reglas ortográficas y gramaticales nos pueden llegar a hacer elegir amigos e incluso parejas.
La literatura te permite conocer otras realidades
Dejando atrás esta pequeña anécdota, algo en lo que todos nos pusimos de acuerdo fue en la capacidad que tiene la literatura para transfomarte. A través de libros, con distintas voces y mensajes, puedes llegar a empatizar e incluso abanderar, cosas que antes no te habías planteado.
Por ejemplo, hasta que no leí Un cuarto propio de Virginia Woolf no fui consciente de la importancia de la genealogía femenina, de la necesidad de tener un lugar donde reflexionar, poder pensar sobre tu entorno, tu papel en él y sus consecuencias. Un lugar donde crear. Por otro lado, con La flor púrpura de Chimamanda, entendí que aunque me separaban cientos de kilómetros de Nigeria, lo cierto es que la desigualdad de género y los problemas a los que deben enfrentarse las mujeres, muchas veces tienen más en común de lo que nos gustaría reconocer. O quizá con Parentesco de Octavia E. Butler donde sin necesidad de vivir durante La Guerra del Sur, sentí la injusticia de vivir en una sociedad esclavista y qué peligros conllevaba hacerlo siendo afroamericano.
¿Si leyésemos más seríamos más feministas? ¿Entenderíamos mejor otras posturas opuestas a la nuestra? ¿Nos llevaríamos mejor los unos y los otros? ¿Estaríamos más (in)formados a la hora de enfrentarnos a cosas que ya han pasado? La sola posibilidad, da pie a intentarlo.
¿Y si intentamos leer más y variado?
Como habrás supuesto ya, tras leer las anteriores líneas, leer no te hará mejor persona… Lo que sí te hará es ser una persona más crítica. Más empática con otras formas de pensar y de vivir. Te permitirá conocer nuevos lugares sin haber puesto un pie en ellos e incluso viajar a otras realidades.
Eso sí, quizá te convierta en «esa persona» que corrige a sus amigos, que recuerda por WhatsApp cómo debería haberse escrito ése mensaje. Que cita autores como si fueran sus propias frases. O que recomienda constantemente sus libros favoritos. También te provocará insufribles y pesadas mudanzas donde los libros serán lo primero que empaquetes… Pero bueno, merecerá la pena la lista de «contras», ¿verdad?