Uno de mis momentos favoritos del fin de semana son los domingos por la mañana. El de esta semana, empezó pronto y acompañado de la Cadena SER. Justo cuando entré en la cocina, daba comienzo una tertulia en la que tres ponentes hablaban sobre la piratería cultural, y acaparó toda mi atención.
Es cierto que una representación teatral conlleva una gran cantidad de gastos (alquiler del espacio, sueldo de actores, especialistas, equipo técnico, peluquería, etc…; elaboración de decorados…), y que cuando pagas la entrada de una actuación, la gran cantidad de ese importe va a parar al pago de estos elementos. Por lo que en este caso estoy completamente a favor de esta postura pero… ¿qué pasa en la literatura?
En cuestión de películas, por ejemplo, la llamada «Fiesta del Cine» ponía en alza que el público no es que no quisiera ir al cine, si no que no estaba dispuesto a pagar el precio actual de una entrada.
¿Vosotros/as pensáis que conociendo el coste (económico, físico y logístico) de la elaboración de los productos culturales la gente dejaría de piratear? ¿Creéis que es justo que se nos compare con Inglaterra, por ejemplo? Porque cada vez que sale a la palestra el tema de la piratería cultural, muchos se excusan diciendo que en el resto de Europa no existe la misma conciencia delictiva sobre este acto y que la población no realiza tantas descargas ilegales. Pero lo cierto es que los libros suelen ser más baratos allí, y los cd’s de música también.
Creo que la Ley del Libro merece un artículo aparte que traeré pronto para explicarlo bien y analizarlo. Aún así, quería abordar este tema un poco antes. Tener a nuestra disposición una gran cantidad de libros a un solo click y completamente gratis, puede ser muy tentador. Pero cuando una persona es lectora habitual y valora el proceso de edición, no creo que ser pirata sea cuestión de incultura, si no del coste. Aunque ahora existan ebooks, kindle, etc… los precios siguen teniendo las mismas cargas que en 1975, pese a que la inversión cultural sea mayor, y también el consumo. Me niego a pensar que si los libros tuvieran un precio más asequible o incluso fuera posible realizar descuentos y promociones reales, la gente siguiera pirateando.
¿Creéis que la Ley del Libro supone un impedimento entre el lector y la editorial? ¿Cuáles creéis que son las razones por las que la gente consume las descargas ilegales? ¿A quién benefician estos precios? ¿A las editoriales, a los libreros, a los autores, al Estado…? Yo soy de la opinión que dice que solo beneficia a estos últimos… Nos leemos,