Arropada en las inmediaciones de las sábanas, la estridente canción que antes me gustaba y que ahora es verdugo de mi castigo, me insta a despertar del sueño. Tras reunir toda la fuerza posible que el fin de semana ha dejado en el cuerpo, consigo abrir un ojo. Es todavía de noche. Barajando las opciones de fugarme a un pueblo donde no existieran ni electricidad, ni pilas ni nada tecnológico donde pudiera danzar al son de Morfeo, recuerdo que tengo que entregar un trabajo a las 8.00h de la mañana. Es lunes, y comienza una nueva semana.Y llego tarde.
¡Feliz semana a todos/as!